lunes, 20 de enero de 2014

Características de la Etapa

TEMÁTICAS Y ESTILÍSTICAS

El 1939 es el inicio de una nueva etapa de la historia del pensamiento español. A partir de la victoria de Franco en la guerra civil se produce una estrecha relación entre el nuevo ordenamiento jurídico y la vida intelectual.

LAS TENDENCIAS POETICAS EN LOS AÑOS 40.
La Guerra civil española provocó un corte radical en el ámbito literario. Algunos poetas como Federico García Lorca mueren en la contienda, o a consecuencia de ella como Miguel Hernández; otros como Luis Cernuda deben marcharse al exilio y otros como Vicente Aleixandre continúan su labor dentro de España.

Poesía neoclásica o arraigada
Por otra parte se incorporan nuevas generaciones que marcarán las tendencias de la poesía en estas décadas. A principios de los años cuarenta la poesía vuelve a los temas clásicos como el amor, la religión, la patria y se incorporan nuevos temas como el sentido imperial del estado. Este conjunto se conoce como poesía neoclásica. Es una poesía hecha por y para los vencedores de la guerra, a la que, a menudo, se le da el título de poesía arraigada. Poetas de esta tendencia son: Dionisio Ridruejo (En la soledad del tiempo – 1944), José García Nieto (Del campo y soledad – 1946), Luis Felipe Vivanco (Continuación a la vida – 1949), Leopoldo Panero (Escrito a cada instante – 1949),  y Luis Rosales del que destaca La casa encendida (1949), una de las mejores obras líricas de la posguerra. Revistas poéticas que recogieron este tipo de poesía fueron Escorial (1940), y Garcilaso (1943).

Poesía existencial o desarraigada
En el año 1944 se publican dos importantes obras poéticas, una de ellas es Hijos de la ira de Dámaso Alonso, poeta relacionado con la generación del 27, un libro desgarrado que dará origen a la llamada poesía desarraigada, es decir, que no se apoya en vivencias tranquilizadoras, como la religión, la patria, la familia, etc. sino en la realidad injusta, el hombre y Dios ausente, la muerte y la soledad. También se asocia este libro a la poesía existencial característica de los años 40 que se basa en una temática relacionada con el hombre, Dios y la muerte.   Además, la estructura se basa en el versículo. Se trata, pues, de un verso que no asume ninguna tradición rítmica ni métrica (sin un número fijo de sílabas ni rima), por lo cual se utilizó en la estética literaria.
La otra obra importante es Sombra del paraíso, del poeta del 27, Vicente Aleixandre, que marcará otra dirección de la lírica de esta época, el cansancio del hombre, el sufrimiento y el paraíso perdido. Para expresarse utiliza el verso libre, la forma de expresión poética que se caracteriza por la ausencia de estrofas, ausencia de rima, ausencia de medida, ruptura sintáctica de la frase y el aislamiento de la palabra.
A mediados de esta misma década surge otra revista de signo radicalmente distinto, Espadaña, juntamente con Proel i Corcel,  fundada por Victoriano Crémer y Eugenio de Nora que recogió un tipo de poesía socialmente comprometida, que trataba de reflejar la dura realidad de la posguerra, aludiendo a la guerra civil y al dolor de los vencidos.

Poesía vanguardista
Finalmente surge la poesía vanguardista que exigía la integración de los contenidos literarios en estructuras organizadas, que facilitaran la inteligibilidad de una poesía con vocación mayoritaria.
El primer síntoma de recuperación de la vanguardia fue la aparición en 1945 de la revista Postismo, cauce de expresión de la estética postista (post-surrealista), cuyo núcleo redactor estaba formado por Silvano Sernesi y Carlos Edmundo de Ory, como teóricos directores. Ésta se define como una poesía imaginativa,  que se basa en la búsqueda de la sorpresa, en los juegos humorísticos e imágenes irracionales.
Ory es el poeta más destacado del grupo postista, y uno de los grandes autores de la postguerra. Su poesía conjunta un ingenio verbal extraordinario, un lenguaje metafórico rico y lleno de destellos, un lirismo descoyuntado y nada convencional y, también, un humorismo ácido que pone en solfa instituciones y realidades establecidas.
Cercenado por la censura el proyecto de Postismo, los redactores publicaron, el mismo año y con idénticos propósitos, La Cerbatana, que, como su precedente, sólo duró un número.
A finales de los años 40 surgió el Cántico (1949), un grupo de poetas españoles, que publicaron en 1947 una revista con ese título, Cántico, en Córdoba. Sus miembros más destacados (muchos de ellos homosexuales) fueron los poetas Pablo García BaenaRicardo Molina,Juan Bernier, que partían del barroquismo lingüístico, el refinamiento formal, el culturalismo y el vitalismo del tema amoroso. En el primer número se notaba ya el contraste de tono con la poesía oficial hasta entonces: verso libre, según afirmó García Baena.
Determinados temas aparecen significativamente repetidos, vinculados a experiencias vitales y personales del poeta, como ser que mantiene una relación conflictiva con la realidad. El amor merece un tratamiento destacado. A menudo este es personal y se integra dentro de un ámbito más general, en conexión panteísta con la naturaleza y sus ciclos vitales. El latido elegíaco es habitual, y aúna el amor por la belleza y el dolor por su fugacidad. De ahí que resurja la clásica configuración simbólica: flores y ruinas, reminiscencia estas últimas tanto de los grandes poemas barrocos (Canción a las ruinas de Itálica, de Rodrigo Caro) como de los románticos y cernudianos.

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